Si quieres romper con la rutina del día a día o simplemente quieres darte un buen gustito. Pocas cosas hay mejores que hacer una escapada a Berlín en un fin de semana. Se trata de una ciudad que rezuma historia por los cuatro costados, una ciudad cuya historia ha tenido una importante influencia en el mundo que tenemos hoy en día.
Nosotros hicimos esta escapada a Berlín en un frío fin de semana de febrero. Si sois muy frioleras quizás priorizaría venir en primavera, verano u otoño. Además, que tanto en primavera o en verano creemos que se vive un ambiente muy bonito en la ciudad con bastante gente en la calle.
Sin más dilación, vamos a descubrir lo que nos depara Berlín en un fin de semana.
Tabla de contenidos
Llegada a Berlín

Vuelos
Desde prácticamente toda Europa se pueden encontrar vuelos asequibles hacia Berlin. Solo basta con comparar los precios con Skyscanner o con Kiwi para ver en qué fechas puede salir más económico. Por nuestra parte, viviendo en Andorra, para viajes dentro de la UE siempre comparamos entre los aeropuertos de Barcelona y el de Toulouse que se encuentran aproximadamente a la misma distancia por carretera. En este caso, encontramos un vuelo desde Toulouse hasta el Aeropuerto Schönefeld de Berlin con la compañía Easyjet por un precio de 30€ p/p ida ida y vuelta.
Alojamiento
Teniendo en cuenta que se trata de una escapada de dos días completos, un requisito imprescindible al momento de escoger alojamiento fue que se encontrara cerca del centro. En este sentido, como hacemos siempre, procedimos a buscar nuestro alojamiento mediante Booking.
Finalmente, el hotel elegido para pasar las 3 noches que estuvimos fue el H+ Hotel Berlin Mitte situado en la Chaussee Strasse justo al lado del metro U Naturkundemuseum y a cinco minutos caminando de la parada Oranienburger Tor.
Además de lo cerca que estaba de todo, a nivel calidad-precio nos pareció una grandísima opción.
Primer día en Berlín: Reichstag, Puerta de Brandeburgo, Checkpoint Charlie y mucho más
Cúpula del Reichstag
Para este primer día completo de nuestra escapada a Berlín, empezamos el día con un plato fuerte: la visita a la cúpula del Reichstag. El senado alemán es un edificio cuya cúpula fue diseñada por el famoso arquitecto Norman Foster. Esta visita es gratis pero se requiere obligatoriamente una reserva previa que se pude conseguir en la página web oficial del Bundestag.
En nuestro caso, como queríamos empezar pronto el día, decidimos reservar para entrar a las 9h00 de la mañana. Por lo que, a las 8h30, con una temperatura aproximada de 0ºC y una ligera capa de nieve que recubría las calles nos dirigimos hacia el Reichstag.
Al llegar, si tienes la reserva en tu smartphone verás que está todo perfectamente indicado. Nosotros entramos bastante puntuales, procedimos a agarrar la audioguía donde te explican todas las curiosidades acerca de la cúpula. Pasear por la cúpula es un auténtico gustazo. Además pudimos disfrutar poder observar desde la cúpula las vistas de un Berlín nevado.
Para llegar hasta el Reichstag, la parada de metro más cercana es la denominada “Bundestag” aunque si te viene mejor también puedes llegar caminando tranquilamente desde la parada “Brandeburger Tor”.
Puerta de Brandeburgo

Tras finalizar la visita a la cúpula del Reichstag, nos dirigimos hacia uno de los monumentos más importantes de Berlín: la Puerta de Brandeburgo. Este monumento se encuentra en la Pariser Platz y es la única de las 18 puertas de entrada a la ciudad que aún queda en pie. Asimismo, esta puerta fue testigo del triunfo del nacionalsocialismo en 1933. Posteriormente, tras la caída del muro de Berlín, se ha convertido en el símbolo de la reunificación alemana.
Además, en esta plaza también se encuentra el famoso hotel Adler desde donde salió Michael Jackson sosteniendo al bebé por la ventana.
Tras hacer unas cuantas fotos y observar el ir y venir de la gente, decidimos hacer un pequeño parón para tomar algo calentito y agarrar fuerzas para seguir con esta escapada a Berlín que, de momento, ha empezado con mucho frío.
Monumento al holocausto
Desde la Puerta de Brandeburgo, en un más que agradable paseo pese al frío, llegamos a uno de los lugares que no te puedes perder si vienes a Berlín. El monumento al holocausto de Berlín fue construido entre los años 2003 y 2006 y fue diseñado por el arquitecto estadounidense Peter Eisenman.
Se trata de un monumento (si se le puede llamar así), que se constituye de más de 2117 bloques de hormigón de distintos tamaños. Estos bloques representan a las víctimas por el holocausto perpetrado por los nazis.
El sentimiento cuando te adentras entre los bloques de hormigón y piensas en lo terrible que tuvo que ser el holocausto es abrumador. En este sentido, me produjo una cierta sensación de claustrofobia. Así que, no me puedo llegar a imaginar lo terrible e inhumano que tuvo que ser para las víctimas. Sin duda, se trata de un monumento que nos tiene que recordar lo terriblemente malvados que podemos ser los humanos unos con otros por motivos absolutamente incomprensibles como la raza, la religión, el sexo o la capacidad socioeconómica.
Junto a este monumento, también encontrarás un centro de visitantes cuya visita puede ser de interés si tienes un poco más de tiempo que el que nosotros teníamos.
Checkpoint Charlie
Con el pensamiento de que juntos somos mejores, nos dirigimos caminando hacia nuestro siguiente punto de interés: Checkpoint Charlie. Antes de entrar en detalle sobre este lugar, cabe decir que nos sorprende la poca gente que nos estamos encontrando mientras caminamos. Tan solo unos cuantos turistas, pero parece como si los berlineses dejaran esa parte de la ciudad para los turistas en fin de semana. O tal vez, era por el frío que hacía. No lo sabemos, pero tenemos ganas de volver cuando haga más calor para disfrutar de una Berlín diferente.
Checkpoint Charlie era el punto más famoso de paso para cruzar de Berlín Oeste a Berlín Este o viceversa. Controlado en un inicio por las tropas de Estados Unidos, actualmente, solo queda en pie la caseta en la que hay siempre una persona disfrazada con el uniforme militar de la época. Es un lugar cuanto menos curioso y que merece la pena pasar por ahí, aunque solo sea a hacer la típica foto.
Si tienes algo más de tiempo, también hay un museo que repasa la historia de este punto y del muro de Berlín. Nosotros como íbamos con el tiempo un poco ajustado, no nos dio tiempo a visitarlo. No obstante, la próxima vez que vayamos a Berlin, será uno de lo sitios que no nos perderemos.
Además de hacer unas cuantas fotos, estuvimos un buen rato paseando por las diferentes tiendas de souvenirs.
Topografía del Terror
Paseando de camino a Potsdamer Platz, nos encontramos con el Monumento al Muro de Berlín. Justo enfrente se encuentra un museo llamado Topografía del Terror que no teníamos apuntado en el itinerario pero que, aún así, decidimos entrar. Sin duda, un gran acierto y una de esas pequeñas victorias que te da la vida por improvisar y salirte de los planes.
Antes de llegar, nos pareció curioso la gran cantidad de free tours que vimos por la ciudad. De hecho, nos quedamos con las ganas de hacer uno, ya que teniendo en cuenta lo histórica que es esta ciudad, es una buena alternativa para poder aprender más sobre la ciudad. Si tienes la oportunidad y te gustan los free tours, en mi opinión, es una magnífica opción.
La topografía del terror se trata de un museo con entrada gratuita. Dicho museo, te hace explorar a través de videos y fotografías, como funcionaba el aparato de terror montado durante el nazismo. No tardarás más de una hora en poder visitarlo y de verdad que merece la pena. Salimos del museo con una sensación de haber aprendido y eso siempre es bienvenido.
Descubriendo la gastronomía alemana
Después de una mañana más que ajetreada, nos dirigimos hasta Potsdamer Platz, concretamente hasta el Sony Center. Concretamente, decidimos parar a comer a un restaurante llamado Lindenbräu am Potsdamer Platz para probar uno de los platillos más icónicos de la cocina alemana: el codillo de cerdo.
Tras repasar con atención la carta, optamos de entrante por un flammkuchen, una masa fina y crujiente en la que por encima se le añade crema de leche, cebolla y bacon. Una auténtica delicia que nos costó menos de 10€ (200$ MXN). Como platos principales optamos por un codillo de cedro con su respectivo acompañamiento de chucrut, salsa y bread dumpling por 16,50€ (unos 300$ MXN). Además, también por un pequeño surtido de salsichas con sus respectivos acompañamientos por 15,90€ (nos 300$ MXN). Todo lo anterior, regado con una jarra de una buena cerveza alemana. Definitivamente, no ha sido la comida más barata del mundo, pero después de una mañana tan cansada, no nos merecíamos menos.
Alexanderplatz
Después de comer, dimos un pequeño paseo por las inmediaciones del Sony Center y nos dirigimos a agarrar el metro en Potsdamer Platz para llegar hasta Alexanderplatz.
Alexanderplatz es la plaza urbana más grande de toda Alemania. Es un punto de encuentro para los berlineses y es una plaza que tiene mucha vida, sobretodo en los meses de más calor. En dicha plaza, se encuentra la torre de la televisión de Berlín que, con una altura de 368 metros, es la torre más alta de toda Alemania.
Estuvimos un buen rato dando vueltas por la plaza mientras observábamos la vida pasar hasta que empezó a anochecer. Siendo invierno, tenéis que tener en cuenta que anochece muy temprano. Por ende, para aprovechar al máximo las horas del sol, es imperativo empezar pronto por la mañana.
DDR Museum
Como ya se había hecho de noche y todavía era muy temprano, decidimos acercarnos hasta el Museo de la DDR. En mi humilde opinión, un museo que no os podéis perder si venís hasta Berlin.
Se trata de un museo que te lleva a explorar como era la vida en el lado este de Berlín, el que se correspondía con la República Democrática Alemana (RDA). A través de representaciones a escala real de cómo eran las casas. Además, posee una gran cantidad de objetos que te sumergen en la vida cotidiana de Berlin este antes de la caída del muro.
Asimismo, es un museo muy interactivo en el que será imposible que te aburras. Puedes conducir un Trabant (el coche más famoso de la época), escuchar música creada en la RDA, entre muchas otras cosas. ¡Más que recomendado!
Si te interesa, puedes adquirir directamente las entradas por internet a través de su página web. La entrada general tiene un coste de 8,50€ (170 $MXN) y la entrada reducida de 5,50€ (110 $MXN)
Tras acabar la visita a este museo, nos fuimos a callejear cerca de Alexanderplatz para vivir el ambiente de la ciudad. Posteriormente, paramos a cenar en una cadena de restaurantes italianos llamada Vapiano cuyos locales se pueden encontrar en bastantes puntos de la ciudad. Con el estómago lleno y el corazón contento pusimos fin a un día más que provechoso en nuestra escapada a Berlín.
Segundo día en Berlín: East Side Gallery, Catedral de Berlin, Isla de los Museos y más
El día de ayer nos dejó completamente agotados. Es por esa razón, que decidimos despertarnos un poquito más tarde y empezar el día más relajados. Así que, antes de nuestra primera visita del día al muro de Berlín, decidimos desayunar tranquilamente en MarcAnn’s. Una cafetería cerca de nuestro hotel en la que desayunamos estupendamente dándonos la fuerza suficiente para encarar nuestro segundo día de la escapada a Berlin.
El muro de Berlín: East Side Gallery

Cuando se construyen muros en vez de puentes, todos fracasamos un poquito como seres humanos. Por suerte, el muro de Berlín se derrumbó en el 9 de noviembre de 1989. No obstante, no podemos olvidar todo lo que ocurrió y como se separaron familias causando un perjuicio irreparable. Por lo anterior, visitar este tipo de lugares con tanta historia debe servirnos como un recordatorio de lo que sucede cuando buscamos enemigos donde no los hay.
Para llegar hasta esta zona del muro de Berlín, también conocida como East Side Gallery, lo mejor es llegar en Metro o tren y pararte en la parada Warschauer Strasse con la línea U1.
Es cierto que esta parte del muro es muy turística, pero es que no es para menos. El arte urbano que se observa en el muro no es solamente artísticamente bonito sino que también te hará reflexionar sobre todo lo que ocurrió. En este sentido, nosotros te recomendamos que vayas paseando tranquilamente y viendo cada uno de los murales. Estamos seguros que más de uno no te dejará indiferente.
Catedral de Berlín

La Catedral de Berlín es una visita más que imprescindible en una primera escapada a Berlín. Ésta se encuentra en la conocida como Isla de los Museos, una isla en el río Spree que alberga los museos más importantes de la ciudad. Asimismo, delante de la catedral se encuentra un gran parque público llamado Lustgarten el cual debe ser una gozada en primavera o verano.
Nosotros con el frío que hacía, optamos por disfrutar únicamente de la catedral desde fuera y posteriormente, buscar algún lugar calentito para seguir disfrutando de esta escapada a Berlín. No obstante, si os coincide un día que no haga tanto frío o que tengáis más tiempo, puede ser interesante entrar a la catedral y disfrutar por dentro de su estilo neobárroco.
Horario: Lunes a sábado de 9h00 a 20h; Domingos y festivos de 12h a 20h. El horario podría variar entre los meses de octubre y marzo.
Precio: La entrada para adultos es de 7€ (120$ MXN) y para estudiantes, desempleados o personas con movilidad reducida es de 5€ (80$ MXN). Si viajáis con menores de edad, estáis de suerte ya que es totalmente gratis.
Museo de Pérgamo

Algo que no te puedes perder si haces una escapada a Berlín es alguno de los museos que se encuentran en la conocida como Isla de los Museos. Nosotros, analizando todas las opciones, decidimos visitar el más recomendado: el Museo de Pérgamo. Así que, tras haber disfrutado de una buena comida en el Block House, un restaurante especializado en carnes a la parrilla, nos dirigimos hacia el Museo de Pérgamo.
Construido en 1910, este espacio se ocupaba originalmente para guardar los objetos traídos de las excavaciones arqueológicas. Curiosamente, actualmente es un museo especializado en monumentos arquitectónicos de la Antigüedad con algunas piezas de una calidad excelsa.
Si vas algo corto de tiempo o no eres un gran especialista en esta temática. Nuestra recomendación es que con la audioguía que incluye la entrada selecciones la ruta que discurre por los «imprescindibles» del museo. De esta manera, podrás empaparte de todo lo que estás viendo sin saturarte de tanta información.
Sin duda, el altar de Pérgamo, la puerta del Mercado de Mileto o la Puerta de Ishtar de Babilonia bien merecen una visita a este museo. Son obras arquitectónicas absolutamente magníficas y con una gran carga histórica. Además, gracias a las explicaciones de la audioguía, podrás tener mucho más detalles sobre estas obras.
Normalmente, suelen haber grandes colas para visitar este museo, aunque dependerá mucho de la época del año en la que vayas. Sin embargo, si quieres asegurarte entrar sin colas, lo mejor es comprar la entrada anticipadamente por internet en esa página web. Además, ahí encontrarás información sobre los horarios y las exposiciones temporales.
Paseo nocturno hasta la Puerta de Brandeburgo

Tras más de dos horas de visita, al salir ya se había hecho de noche por lo que aprovechamos para pasear desde el museo hasta la Puerta de Brandeburgo para poder verla de noche.
En este paseo, tuvimos la oportunidad de hacer las últimas visitas que teníamos previstas como la Bebelplatz conocida por haber sido la plaza en la que sucedió la quema de libros. Asimismo, también pudimos disfrutar por fuera del edificio de la opera de Berlín o caminar por las inmediaciones de la Universidad de Humboldt.
A parte del frío, una de las cosas que más nos sorprendió es el poco ambiente que vimos en general. Es por eso, que tenemos muchas ganas de volver a hacer una escapada a Berlin en otra época del año para poder ver la ciudad de otra manera y hacer esas cosas que se nos quedaron en el tintero por falta de tiempo.
En vista de lo anterior, solo podemos decir que hacer una escapada a Berlín es un acierto asegurado. De hecho, es una magnifica opción para un fin de semana largo. Aunque, como siempre, cuantos más días tengas más vas a poder adentrarte en la vida diaria de la ciudad.
Para acabar, si os ha gustado este artículo, si tenéis alguna duda o sugerencia, no os olvidéis de comentar este post y de suscribiros a nuestra newsletter.
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